Resumen de la parashá: A medida que los israelitas se van acercando a la Tierra Prometida, Moshé les recuerda los acontecimientos y vivencias que experimentaron durante sus años de trajinar por el desierto.
Específicamente, Moshé rememora el nombramiento de los jueces, la triste historia de los espías, la prohibición de atacar Edom y Moav, la derrota de los reyes Sijón y Og, y como fue entregada la tierra de Guilad a las tribus de Reuvén, Gad y Menashé.
Comentario: Moshé hace un repaso de los años de Israel en el desierto. Por una parte vemos que Moshé parece aprovechar la ocasión para aclarar las cosas: él no envió a los exploradores, sino que aprobó una idea del pueblo; Adonai se enojó con él por culpa del pueblo. Sin embargo, la Torá, como el resto de la Biblia, nos presenta historias de seguidores de Adonai para animar a los siguientes seguidores de Adonai a creer en Él y a creer a Sus profetas.
Moshé hace el recuento de las bendiciones de Hashem. Incluso cuando el tiempo en el desierto era un "castigo" de Hashem, se encargó de cuidar y de mantener al pueblo para que no les faltara nada.
Al momento del discurso, la situación de Israel es diferente a la de 40 años antes. Israel derrotó a dos reinos y comenzó a ocupar parte del territorio prometido por Hashem a Abraham. Sin embargo, Moshé les dice que no tengan miedo porque Hashem es el D's que va delante y pelea por Su pueblo desde Egipto en adelante (Devarim 1:29, 30).
Sin embargo, este mensaje se repite siglos después en una situación similar. El rey Iehoshafat tenía un ejército de 1,6 millones de soldados, probablemente el más grande de todos los reyes de Israel y de Iehudá. Entonces los "hermanos" de Seír, Moav y Amón (así los había tratado Israel al momento del discurso de Moshé) decidieron atacarlo.
Iehoshafat había restablecido el sistema judicial inaugurado por Moshé y había impulsado el reavivamiento espiritual del pueblo. Y ante una guerra, en lugar de confiar en su poderío militar, buscó a Adonai, que le envió un profeta con el mensaje de que no tuviera miedo porque de la guerra se encargaba Hashem (2 Crónicas 20:15).
En una estrategia que recuerda la de Iehoshúa, mientras los levitas alababan a Hashem, Iehoshafat aconseja a Iehudá y a Ierushalaim: "Crean en Hashem su D's y estarán seguros; crean a Sus profetas y tendrán éxito" (2 Crónicas 20:20).
Si bien puede que hoy no tengamos la riqueza de Iehoshafat ni las manifestaciones espectaculares y visibles Hashem en tiempos de Moshé, el mensaje de Hashem para nosotros a través de Sus profetas en la Torá, y en ambas secciones de la Biblia es siempre el mismo. El profeta Iojanán nos transmite la promesa de Jesús: "Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo" (Juan 14:27).