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Resumen de la parashá: Los israelitas llegan a Kadesh, en el desierto de Parán. Doce representantes, uno por cada tribu, son enviados por Moshé para explorar la tierra prometida de Canaán y volver con un informe sobre ella. Iehoshúa y Calev formaban parte de este grupo de meraglim (espías).
Los enviados regresan al campamento luego de cuarenta días, trayendo grandes frutos como evidencia de la fertilidad de la tierra. Pero diez de los meraglim afirman que será imposible conquistar Canaán, señalando que sus ciudades están demasiado fortificadas y que sus habitantes son muy poderosos. Por el contrario, Iehoshúa y Calev mantienen su fe en HaShem y aconsejan que el pueblo marche sobre Canaán. Pero los israelitas se adhieren al informe de la mayoría: completamente desmotivados, proponen regresar a Egipto, y amenazan con apedrear a Calev y Iehoshúa.
El Señor se enoja grandemente por la falta de fe de su pueblo, y lo condena a deambu-lar por el desierto durante cuarenta años, hasta que todos los mayores de veinte años (con excepción de Calev y Iehoshúa) hubieran muerto.
El pueblo comprende tardíamente su error e intenta ir por su cuenta a la Tierra Prometida, pero son totalmente derrotados por las tribus de Amalek y Canaán que vivían en ese territorio.
La parashá termina con una serie de reglas sobre cómo realizar las ofrendas a Hashem una vez que el pueblo entrara en Kenaán, un breve relato sobre un profanador del shabat, y la promulgación de la ley de las tzizit en las cuatro esquinas de las vestimentas.
Comentario: En esta parashá vemos la relación del pueblo con D's, que a su vez es un símbolo de cómo se no pretende que las ganemos ni las consigamos por nuestra cuenta, pero sí que cuidemos lo que nos da. Por lo tanto, Israel sólo tenía que esperar a que D's le dijera cómo tenía que recibir la tierra que Él le quería dar.
El primer paso fue ir a explorarla. Es cierto, los pueblos que habitaban la tierra eran poderosos, no hay que olvidar que eran culturas con siglos de sofisticación. Así que, los exploradores israelitas reconocen que la tierra "fluye leche y miel", pero diez de ellos quedaron aterrorizados por los habitantes. Se equivocaron al pensar que el propósito de D's era destruirlos. D's quería que reconocieran la tierra para que vieran qué quería darles y a quiénes derrotaría D's para darles la tierra. El propósito de D's era demostrarles que no importa la sofisticación y la fuerza militar de los países, si no siguen las normas de Hashem, tarde o temprano pierden su territorio.
El informe de los exploradores en realidad no fue negativo. Es prácticamente objetivo en su totalidad. El problema está en la creencia de los receptores. El cómo se interpretó y se comunicó fue más fuerte que el contenido de la comunicación. También vemos que la campaña de marketing negativo pudo más que el discurso positivo de Calev. No importan los mensajes positivos, si el humor es negativo, si la percepción es sombría, no cambiará hasta que no se produzca una emoción más fuerte. Que es lo que sucede después cuando D's les comunica que no entrarían en la tierra.
El problema de la motivación negativa es que enceguece. El pueblo comenzó a hablar mal de la tierra que el Señor les quería dar. Parafraseando a Erich Fromm, el pueblo se quiso morir en lugar de enfrentar la vida. Los israelitas demostraron que la promesa de riquezas no alcanza para derrotar el miedo. La motivación interna siempre es más poderosa que la externa.
El pueblo no era más esclavo de Mizraim, pero ahora lo era de sus palabras. Israel dijo que le esperaba la muerte en Kenaán. No era el objetivo de D's, pero en definitiva para algunos fue así. Al encontrarse repentinamente con la seguridad de la muerte (D's les dijo que seguirían en el desierto por 40 años hasta que hubieran muerto todos los mayores de 20 años) entonces decidieron usar la fuerza y tomar la tierra. La tierra nunca la iban a poder tomar. D's se las iba a dar.
No se puede conquistar por cuenta propia lo que es regalo de D's. Sí se puede perder ese regalo si no se cree y no se sigue el procedimiento indicado por Él.
Moshé intercedió por el pueblo, otra vez. Hashem perdonó al pueblo. Los que aceptaron la palabra de D's, vivieron. Sin embargo, podemos ver que en definitiva la vida y la relación con D's son personales. Hubo personas que no aceptaron la decisión de D's, se apartaron y quisieron hacer las cosas a su manera. Esas personas ni siquiera pudieron disfrutar de los cuarenta años extra que D's les había prometido.
La parashá termina de manera extraña, casi. Una serie de reglas sobre cómo realizar las ofrendas a Hashem una vez que el pueblo entrara en Kenaán. D's repite tres veces que el extranjero y el descendiente de Abraham están bajo la misma ley, la de Dios. Recordemos que Dios nos da Su ley para que sepamos cómo estar unidos a Él y así tener vida.
En la haftará se relata que al final de los 40 años en el desierto, el pueblo vuelve a enviar exploradores a Kenaán. Esta vez la historia es diferente. Sólo dos espías que hacen un pacto con una habitante de Kenaán porque una familia entera cree en D's. Los dos israelitas viven y la familia de Rahab eventualmente será salvada de la destrucción.
Uniendo el final de la parashá con la haftará encontramos lo que faltaba en la historia de los doce exploradores: qué parte le toca al ser humano. La parte que nos toca como seguidores de Hashem es buscar a las personas que quieren hacer un pacto con Dios. Así no nos concentraremos en acercar a otros a la fuente de la vida en lugar de alejarnos nosotros.
Lo que Dios ofrece siempre es mejor. En esta tierra nos ofrece mejor calidad de vida, mayor longitud de vida inclusive. Pero lo mejor de todo es la tierra nueva.
Mientras tanto, no nos dejemos llevar por las motivaciones negativas. Como aconsejó Shimón (1 Pedro 1:13), usemos la inteligencia para discernir en las Escrituras qué espera Hashem de nosotros, no dejemos que las ideas ni las emociones nos confundan, y esperemos el regalo de D's, el Olam Abá, que traerá Yeshúa el Mashiaj cuando sea manifestado.
¡Shabat Shalom!!!
