Resumen de la Parashá:
El sueño: Tras huir de su hogar, Iaakov se acostó al costado del camino y durmió allí. Tuvo un sueño en el que vio ángeles que ascendían y descendían de una escalera que unía el cielo y la tie-rra. En el extremo superior estaba D's, quien le reiteró las promesas que había hecho a Abraham e Itzjak. Al despertar, Iaakov llamó a aquel lugar Betel ("casa de D's"), y prometió ser fiel al Señor.
Las bodas de Iaakov: Iaakov finalmente llegó a Jarán, donde vivía su tío Laván. Junto al pozo, conoció a su hermosa prima Rajel, de quien se enamoró. Iaakov acordó con Laván en trabajar siete años para él, tras los cuales obtendría como esposa a Rajel. Transcurrido el tiempo, se celebró la boda, pero Laván sustituyó a Rajel por Lea, su hija mayor. Cuando Iaakov fue a reclamarle, Laván le dijo que le daría a Rajel sólo si se comprometía a trabajar para él otros siete años. Iaakov aceptó el trato, y se casó con su amada Rajel. También conservó a Lea como esposa, aunque la despreciaba.
Los hijos de Iaakov: D's se apiadó de Lea, y la bendijo con hijos. Ella engendró a Reuvén, Shimón, Leví y Iehudá. Rajel, al no quedar embarazada, le entregó a Iaakov su sirvienta Bilha como concubina. Bilha engendró a Dan y Naf-talí. Lea, al ver que había dejado de tener hijos, le dio a Iaakov su sirvienta Zilpa. Zilpa concibió a Gad y Asher. Más tarde, Lea engendró otros dos varones (Isajar y Zevulún) y una niña (Dina). Finalmente, Rajel quedó embarazada y tuvo un hijo, al que llamó Iosef.
Huida de Laván: Laván siempre trató de sacar provecho de Iaakov. Pero con la ayuda de Hashem, Iaakov prosperó. Habiendo sido explotado por su suegro durante 20 años, Iaakov decidió marcharse de Jarán: tomó a su familia y sus rebaños, y se fue sin darle aviso a Laván. Pero éste salió a perseguirlo, y lo alcanzó en las montañas de Guilad. Tras una última confrontación, decidieron firmar un acuerdo de paz, y separarse amistosamente. Laván retornó a Jarán, y Iaakov continuó su marcha hacia su tierra natal.
Comentario:
La Parashá de esta semana empieza y termina con una huida.
Comenzamos viendo a Iaakov, quien, huyendo de la ira de su hermano, sin poseer nada más que lo puesto, se acuesta al costado del camino usando una piedra como almohada. Nada fácil para quien fuera el hijo consentido de su madre, el que anhelaba desesperadamente ser el jefe del clan. Pero, en el momento más oscuro de su vida hasta ese momento, D's se le apare-ce en sueños para recordarle el pacto que había hecho con Abraham e Itzjak, y para garantizarle su protección. Hasta ese entonces, Iaakov había intentado cumplir el plan de D's usando la astucia (como vimos la semana pasada, Iaakov le "compró" la primogenitura a su hermano Esav, y, más tarde, engañó a su padre ciego para obtener su bendición). Sin duda, Iaakov era mucho más piadoso que Esav. Pero aun así, su concepto de D's era bastante limitado. Solo cuando quedó completamente solo y desprovisto de todo bien material, Iaakov pudo contemplar a D's por sí mismo, y sentir que era Él quien dirigía su vida.
Las cosas no se le volvieron fáciles de un día al otro. Sin poseer más que la fuerza de sus brazos, Iaakov debió trabajar siete años por la mujer que amaba, solo para ser cruelmente engañado por Laván. No sería la única vez que su suegro lo perjudicara. Tampoco sería la última vez que lo engañaran.
A diferencia de sus padres, que tuvieron un matrimonio tranquilo y feliz, la vida conyugal de Iaakov estuvo llena de sinsabores: Rajel, la esposa amada, no pudo ser feliz a causa de su esterilidad; Lea, la esposa impuesta, nunca logró ser querida por Iaakov, a pesar de su gran fecundidad. La tensión entre sus esposas daría lugar a tensiones mucho más profundas entre sus hijos.
Con todo, D's no abandonó a Iaakov, y le permitió progresar extraordinariamente, a pesar de todas las trabas que le puso su pérfido suegro. Aunque la parashá concluye con Iaakov huyendo nuevamente, su situación ya era muy distinta: ahora poseía una numerosa familia y grandes posesiones. Pero hay un detalle muy curioso, que hermana a ambas huídas; Bereshit 32:1,2 dice que "Iaakov siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios. Y dijo Iaakov cuando los vio: Campamento de D's es este" Tal como había sucedido veinte años atrás, Hashem le estaba mostrando a Iaakov que estaba a su lado, y que su mano protectora lo seguía guiando.
Tal vez no tengamos visiones de ángeles, pero, en esos momentos en que no encontramos la salida, el mismo D's que guió a Iaaakov nos mostrará de alguna forma que está presente en nuestras vi-das, y que su propósito se cumplirá en nosotros.
"He aquí, Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt.28:20).
¡Shabat Shalom!!!